Psalms 33

Felicidad del justo

1
1. El “epígrafe” explica las circunstancias históricas que originaron este Salmo. David se había refugiado en Gat, ciudad de Filistea, donde el rey Abimelec (llamado Aquis en I Reyes 21, 13), le dio hospedaje, pero lo despidió cuando David, para salvar su vida, se fingió loco (véase I Reyes 21, 13-15).
De David. Cuando fingió ante el rey Abimelec haber perdido el juicio, y este le desterró y él pudo salvarse.
2Quiero bendecir a Yahvé en todo tiempo,
tener siempre en mi boca su alabanza.
3
3 ss. Los afligidos: Es lo que pide el contexto. Algunos vierten: los humildes. Como vemos a continuación, el santo rey profeta se empeña en que todos sepamos cómo fue socorrido él, para que todos confiemos igualmente cuando estamos en tribulación o humillación. Así enseña Jesús a obrar en Lucas 8, 39. Cf. Mateo 11, 28 ss.
En Yahvé se gloría mi alma;
oigan los afligidos y alégrense.
4Enalteced conmigo a Yahvé,
y juntos ensalcemos su Nombre.
5Busqué a Yahvé y Él me escuchó,
y me libró de todos mis temores.
6
6. Miradlo a Él: Hay aquí toda una espiritualidad (cf. Salmo 26, 8 y nota), que a nosotros nos es más fácil que a Israel, pues podemos ver al Padre en el Rostro de su Hijo y Enviado, que es su retrato perfectísimo. Véase Juan 14, 9; Hebreos 1, 3.
Miradlo a Él
para que estéis radiantes de gozo,
y vuestros rostros
no estén cubiertos de vergüenza.
7He aquí un miserable que clamó,
y Yahvé lo oyó, lo salvó de todas sus angustias.
8El ángel de Yahvé monta guardia
en torno a los temerosos de Dios y los salva.
9
9. Gustad: Ponderad, saboread y veréis la bondad de Dios (I Pedro 2, 3). “Al gusto de Dios se sigue la caridad y ojos despabilados para ver y penetrar secretos divinos” (San Juan de la Cruz). Es lo que se expresa en Salmo 36, 4.
Gustad y ved cuan bueno es Yahvé;
dichoso el hombre que se refugia en Él.
10
10. ¿No es un anticipo de la “añadidura” que Jesús promete de parte del Padre en Mateo 6, 33 (cf. Salmo 36, 25)? El Evangelio dice que esos bienes y bendiciones temporales se nos pondrán delante, es decir, vendrán por obra directa de Dios, si antes buscamos la gloria Suya que Él nos ofrece. No es, pues, que el Evangelio esté hecho para dar normas de buen éxito en la vida temporal, como esos libros que prometen el triunfo en los negocios o la técnica para ganar millones. El Evangelio es “del Reino de Dios”, que hoy está reducido a las almas, pues el mundo y su gloria tienen por príncipe a Satanás (Juan 14, 30; Lucas 4, 6; I Juan 5, 19). Por eso Jesús no enseña secretos humanos ni reglas de organización o burocracia privada o pública, sino que atribuyendo “al César lo que es del César” (Mateo 22, 17), promete que si damos “a Dios lo que es de Dios”, Él nos dará, como da a los pájaros, cuanto necesitamos, en esta vida transitoria, pues nuestro Padre sabe qué necesitamos aun antes de que se lo pidamos (Mateo 6, 8 y 32); Conviene meditar si creemos eso debidamente.
Temed a Yahvé, vosotros, santos suyos;
los que le temen no carecen de nada.
11
11. Nótese la consonancia con el Magníficat (Lucas 1, 53). Los que tienen hambre de la verdad y sed de amor son colmados por Dios (Salmo 80, 11; Mateo 5, 6; Juan 7, 37 s.). Los que se sienten satisfechos con su propia suficiencia no lo buscan y por eso no lo encuentran (cf. Lucas 11, 9 s.).
Empobrecen los ricos y sufren hambre;
pero a los que buscan a Yahvé
no les faltará ningún bien.
12
12 ss. Esta segunda parte del Salmo reviste carácter didáctico y recuerda mucho los Libros sapienciales. Su tema cabal es el temor de Dios (véase Proverbios 1, 7; Eclesiastés 12, 13). Observar los mandamientos del Señor es tener días dichosos porque para eso los ha dado Él (Salmo 24, 8 y nota). Cf. I Pedro 3, 10-12.
Venid, hijos, escuchadme,
y os enseñaré el temor de Yahvé.
13¿Ama alguno la vida?
¿Desea largos días para gozar del bien?
14Pues guarda tu lengua del mal,
y tus labios de las palabras dolosas.
15Apártate del mal, y obra el bien;
busca la paz, y ve en pos de ella.
16
16. Véase Eclesiástico 15, 20; Hebreos 4, 13.
Los ojos de Yahvé miran a los justos;
y sus oídos están abiertos
a lo que ellos piden.
17
17. Sobre esta extirpación cf. versículo 22 s.; Salmo 36, 9.
Yahvé aparta su vista
de los que obran el mal,
para borrar de la tierra su memoria.
18Claman los justos y Yahvé los oye,
y los saca de todas sus angustias.
19
19. He aquí una revelación con la cual podemos comunicar indecibles consuelos a los que sufren. Así como en las caídas ha de consolarnos el saber que ellas son ocasión para que podamos crecer tanto más en el amor cuanto más haya que perdonarnos (Lucas 7, 47), así también se nos enseña aquí que a mayor tribulación corresponde más envidiable compañía y asistencia del Padre celestial (cf. Mateo 5, 4). Por eso Santiago da como remedio a la tristeza la oración (Santiago 5, 13). Véase cómo recurrió a ella el mismo Jesús y fue consolado (Lucas 22, 41-43). La misericordia es lo propio de Dios (Salmo 32, 5 y nota; I Juan 4, 8; Efesios 2, 4); de ahí que Él esté especialmente cerca de los atribulados, como lo enseña Jesús en Lucas 15, 11 ss. con el ejemplo de aquel padre admirable. Es característico de todo padre el resistir a los soberbios y acoger a los humildes (Lucas 1, 52; Proverbios 3, 34; Isaías 66, 2; Santiago 4, 6; I Pedro 5, 5).
Yahvé está junto
a los que tienen el corazón atribulado
y salva a los de espíritu compungido.
20
20. Pruebas, porque el oro necesita ser acrisolado (I Pedro 1, 7; cf. Juan 15, 2). Muchas tribulaciones les vendrán precisamente por ser justos, pues Jesús enseña que el mundo no podrá soportar a los verdaderos discípulos (Juan 15, 18 ss.). Pero Jesús nos descubre que en ello hay una bienaventuranza como para saltar de gozo (Lucas 6, 22 s.) y que es la peor calamidad el ser aplaudido por los hombres (Lucas 6, 26). Y nos recuerda para firme confianza, que Él es el vencedor del mundo (Juan 16, 33). Cf. Salmo 26, 5 ss.; 27, 6, etc. “Los apóstoles, decía el gran obispo von Keppler, han sido puestos, según San Pablo, para basura del mundo; en cambio el Anticristo tendrá una estatua ordenada por el falso profeta.” Véase I Corintios 4, 13; Apocalipsis 13, 14.
Muchas son las pruebas del justo,
mas de todas lo libra Yahvé.
21
21. Obsérvese el sentido mesiánico en Juan 19, 33-39.
Vela por cada uno de sus huesos;
ni uno solo será quebrado.
22
22. Algunos traducen como la Vulgata: “La muerte de los pecadores es desgraciada.”
La malicia del impío lo lleva a la muerte;
y los que odian al justo serán castigados.
23
23. No pecará : Así también Calès. Otros vierten: no perecerá (cf. versículo 17). Según lo primero, no solamente evitará el castigo sino, lo que es más, se librará de ofender al divino Padre. No significa esto que vivamos sin defectos (buenos para humillarnos) pero sí libres del pecado. Santa Teresa de Lisieux le pide que solo le deje los defectos que no le disgusten a Él.
Yahvé redime las almas de sus siervos,
y quienquiera se refugie en Él no pecará.
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